martes, 15 de noviembre de 2011

Jarabe Tapatío
El Jarabe Tapatío es un bailable ejecutado por la pareja nacional: el Charro mexicano y la China Poblana. Fue bailado por primera vez en 1790, en el Teatro Coliseo de la Ciudad de México.
En la época del emperador Maximiliano los Jarabes se pusieron muy de moda en la alta sociedad. El Jarabe Tapatío simboliza el cortejo del hombre a la mujer, quien primero lo rehúsa… y después lo acepta.
Este baile nació durante la revolución de 1910 como estandarte de unidad nacional pues incluye los estilos dancísticos más famosos de diversas regiones en una mezcla denominada "Jarabe". Por cierto, la razón del por qué se le llama Jarabe al estilo, ha mantenido diferentes teorías. O es relativo a la dulzura entre la pareja… o a la mezcolanza de elementos que le componen. Pues la palabra Jarabe se deriva de la palabra árabe "Xarab", y significa mezcla de hierbas.
El Jarabe Tapatío cuenta con los siguientes aires:
  • Jarabe de Jalisco - Del estado del mismo nombre
  • Jarabe del Atole - Dominio Público a finales de 1800's 
  • Son del Palomo - Tal vez el son más común del folklore Mexicano
  • a Jarana Yucateca - El baile típico de la Península Yucateca
  • Jarabe Moreliano - Del Estado de Michoacán
  • La Diana - El Aplauso Musical Mexicano
Originalmente el Jarabe tenía letra y se mantuvo en boga por todo México hasta 1930 primordialmente en la Cd. de México. Los Jarabes de por sí son la mayor expresión regional de los estados del centro y sur de México. Algunos gozan de una complicada estructura musical que envuelven los temas regionales más populares. El estilo evolucionó de la interpretación que los locales le dieron a los "Sonecillos de mi Tierra", una exitosa compañía teatral Española que visitaba los teatros citadinos Mexicanos hacia finales y aún después de la colonia (1521-1810 AD).
Este baile de cortejo, se popularizó tanto, que fue declarado "Bailable Nacional". Lo que sucedió fue que en la gira de la famosa bailarina Rusa Ana Pavlova a México en 1919, ésta se enamoró de la cultura y los suntuosos trajes regionales e incluyó el Jarabe Tapatío vestida de China Poblana como parte de su repertorio permanente. Las autoridades culturales Mexicanas, concluyeron que tan grande honor hacia al Jarabe el baile más importante de México y que debería bailarse en "puntas" vistiendo el traje de China Poblana.
Vestuario
Los atuendos masculinos y femeninos que se han popularizado para bailar el Jarabe Tapatío tienen una diferencia de más de 100 años entre sí. La China Poblana fue el atuendo de las sirvientas de principios a mediados del 1800's. El traje de Charro decorado con botonadura de plata, nació hacia 1930, después de numerosas evoluciones, desde los caporales de las haciendas hasta los músicos urbanos de hoy.
Las "Chinas" Mexicanas
Muchas leyendas se han atribuido el traje de China, incluyendo la romántica historia de la princesa mongol vendida en la ciudad de Puebla quien se enamoró de su patrón criollo y confeccionó su ajuar matrimonial basada en las modas locales pero con decoraciones Orientales.
La verdad de éste traje es que periódicamente anclaba en Acapulco un carguero proveniente de Filipinas conocido como "Náo de China". Las damas ricas compraban un textil conocido como "Castor" para hacer las faldas de sus sirvientas, conocidas como "Chinas o Chinitas". El término era completamente ajeno a su asociación con el Oriente. Así pues, como la tela no era suficientemente larga para llegar al piso, se le añadía otro pedazo a partir de la cintura.
Con tiempo y mucha dedicación, las Chinitas decoraban o bordaban los diseños orientales del castor, que hoy sólo se fabrica en la Cd. de México y Puebla. Las Chinas Poblanas modernas portan una falda tan cuajada de lentejuela, que el "castor" sólo se puede ver si se voltea la falda al revés.
El arte de los trajes típicos mexicanos
Alicia Barra Z |
2006-09-13 | Hora de creación: 00:00:00| Ultima modificación: 07:15:18
En estas fechas, donde todo los mexicanos forman una sola nación, en la que se destaca en sus ricas costumbres y hacen una fiesta de nuestro país, donde todo se viste de luces y colores, es importante enfatizar algunas tradiciones típicas donde se acentúan los bailes y sus trajes típicos, es por eso que en todas las ciudades y pueblos celebran los días 15 y 16 de septiembre nuestra independencia, y considerando algunos estados donde resaltan por su original belleza, hemos querido mostrar sus trajes y características. Veracruz. Las mujeres visten con sus trajes típicos, que consiste en una falda blanca ancha y oleada, con incrustaciones de encaje valenciano y una mantilla de tul de algodón con bordados de gran belleza, la blusa es sin mangas, del mismo color. El atuendo se complementa con un chal de seda, de corte llamativo, que puede ser blanco, azul o amarillo; un mandil pequeño, de terciopelo negro con flores bordadas. Se trata de un conjunto vaporoso y de suave frescura, los zapatos deben ser blancos. Los adornos finales son un abanico adornado con encaje, cadenas de oro al cuello y pulseras en las manos, además de un rebozo enredado en los brazos, la cabeza está coronada con una peineta de carey y una cinta anudada en forma de moño, del mismo color del rebozo y de las flores de ornato, así como de un ramillete de cuatro rosas naturales que indican el estado civíl; si es soltera va de lado izquierdo, si es casada del lado derecho. Traje Típico del Hombre “Traje Jarocho” consiste en un pantalón blanco acompañado de una camisa blanca (Guayabera), ésta debe llevar cuatro bolsas y cuatro alforzas al frente y seis alforzas atrás, los zapatos deben ser blancos; se complementan con un sombrero de palma y un paliacate rojo al cuello, ajustado con una argolla de oro. Guadalajara. El traje típico de las mujeres consiste en un enredo de manta que llega casi al tobillo, cubierto en la parte inferior con bordados de colores en punto de cruz. Se tablea con muchos pliegues adelante y está sujeto con un ceñidor de lana, tejido todavía en un telar de cintura. La camisa es de manta y tiene un pequeño cuello alto. La manga termina con un punto ajustado que, al igual que el pecho de la prenda, está adornado con más bordados. El quechquémel, está formado por una tira rectangular de manta, doblada a la mitad para formar cuadrados sobrepuestos. Se cose por el lado adyacente al doblez y en su vértice queda la abertura para que pase la cabeza. Tiene alrededor una franja en punto de cruz, con figuras humanas y de animales, y otros bordados en las dos puntas, que caen sobre pecho y espalda. Las mujeres llevan el cabello suelto y lo atan a veces con cintas de lana tejidas en colores vivos. Chiapas. Todas las mujeres desde niñas hasta ancianas portan su traje típico, que consta de una falda de colores llamativos decorada con encajes y listones de colores, una blusa bordada agregando pequeños listones. Se cubren la cabeza para protegerse del sol, con un pedazo de tela de acorde al color de la falda. Ningún hombre de esta comunidad porta el traje típico, debido a que los materiales con que se elaboran son muy costosos. Solamente las mujeres solteras pueden decorarse el cabello con listones de colores, las casadas se peinan con dos trenzas. Las encargadas de elaborar la indumentaria son las mujeres Michoacán, el traje de la mujer consiste en una falda sabalina, la cual sujetan con un ceñidor y dejan sobresalir 20 cm de tela para formar el famoso “rollo” de las tarascas. El traje consiste en una falda negra, de pañete, con enaguas blancas de manta. Portan dos ceñidores; el primero sostiene la falda, el otro sirve de adorno. La camisa se usa plegada sobre el pecho y la espalda, con una jareta a lo largo del escote; va bordada sobre los hombros y alrededor del escote, con figuras de flores, perros y otros animales. Los delantales son de cretona, en cuadros de colores. El peinado consiste en dos trenzas y llevan aretes de diversas formas. En el caso del varón, su traje consiste en una faja tejida a mano, sobre un traje de manta, y un sombrero de petate o de tubo de trigo, para uso diario. A pesar del paso del tiempo, la mayoría de los trajes típicos de las comunidades mexicanas aún son usados por las mujeres y los hombres”. Uno de los propósitos de Vestidos de tradición. Por amor a México, cuyos prototipos portan accesorios (joyas, zapatos y peinado) típicos de su región, es que los visitantes salgan del museo con un conocimiento que los induzca a buscar más información sobre el vestuario, los textiles, las técnicas y los modos de vestir de los habitantes de las comunidades indígenas y mestizas de México.



Guadalajara, alma de Mariachi, Tequila y Charros  
X Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería   

Ninguna bebida mexicana es tan conocida como el Tequila; la Charrería es sinónimo de tradición a caballo en esta tierra y, sin duda alguna, la música que cualquiera identifica con México es el Mariachi. Estos tres pilares de la identidad mexicana se reúnen en elEncuentro Internacional del Mariachi y la Charrería, una cita que cumple su décimo aniversario y que convertirá a Guadalajara en la capital mundial del Mariachi y la Charrería del 4 al 14 de septiembre 2003. 
Con ocho actuaciones previstas en esta ocasión, las Galas del Mariachi son el gran evento en el que se presentan los mejores mariachis mexicanos, como: Vargas de Tecalitlan, Mariachi de América de don Jesús Rodríguez de Hijar, y Los Camperos de Nati Cano, acompañados por la Orquesta Filarmónica del estado de Jalisco. Un espectáculo único e inigualable en el majestuoso escenario del Teatro Degollado.  
El Desfile Inaugural es el evento masivo más importante de su género en México. Las avenidas de Guadalajara, en las que se dan cita desde temprana hora familias enteras, se llenan de tradición y folklore con un desfile que reúne a todos los mariachis nacionales e internacionales participantes, acompañados de ballets folklóricos, contingentes charros, escaramuzas... y una treintena de carrozas alegóricas, un ejemplo sin igual de las tradiciones artísticas y musicales mexicanas.
Los Conciertos al aire libre sacan a la calle a algunos de los mejores mariachis del mundo, en un escenario insuperable: la explanada de la Plaza de la Liberación, rodeada de edificios que forman parte de la historia de Guadalajara y, como telón, la hermosa fachada de estilo neoclásico del Teatro Degollado.
En las Misas Cantadas, los cantos litúrgicos son interpretados por algunos de los mejores mariachis participantes, que convierten a las ceremonias eucarísticas en un acontecimiento único en la Catedral Metropolitana y la Basílica de Nuestra Señora de Zapopan.
Los Talleres de Música permiten a los mariachis participantes depurar las técnicas de ejecución de cada instrumento y de interpretación, para que sean músicos más excelentes y dignos embajadores de la música mexicana.
Las Verbenas Populares acercan más que nunca la música del Mariachi al público. Grandes fiestas populares en las plazas de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá.  
En tren al corazón del Tequila
Desde su cuarta edición, el Encuentro Internacional de Mariachi y Charrería decidió incorporar a los festejos el tercer ingrediente de esa tríada de la cultura mexicana: el tequila. La Cámara de Comercio de Guadalajara creó, conjuntamente con el Ferrocarril Mexicano, el recorrido turístico “Tequila Express, La Leyenda", un viaje en tren a una de las zonas agaveras del Estado de Jalisco, visitando la Hacienda San José  del Refugio, casa de Tequila Herradura –la más antigua del país-, situada en el municipio de Amatitán.   
Los cuatro vagones que conforman el tren, con capacidad para 68 personas cada uno, inician el viaje en Guadalajara. Tras un divertido recorrido de 1:30 horas, amenizado por la música de mariachi y en el que se puede disfrutar de barra libre de tequila y cerveza y de antojitos mexicanos, se llega a la estación de Amatitan. El viajero se traslada en autobús a la Hacienda de San José del Refugio, donde podrá visitar la antigua destilería del siglo XIX y contemplar el actual proceso de elaboración del tequila, la bebida nacional por excelencia que producen 73 casas tequileras de todo el país y de la que pueden encontrarse más de 500 marcas.   
Una comida de platos típicos mexicanos, acompañada de bailes folklóricos, suertes charras y, por supuesto, música de Mariachi, cierra una experiencia única en la que el viajero puede disfrutar del ambiente de una fiesta mexicana.  


Hacienda de San José del Refugio


Antigua destilería del siglo XIX


B
ailes folklóricos, suertes charras y, por supuesto, música de Mariachi
Platos típicos mexicanos, 


Mariachi: de la época prehispánica al cine

El Mariachi, uno de los símbolos más expresivos de México, tiene sus raíces en una localidad de Jalisco, Cocula o Coculán, una población que destacó por la afición de los indígenas que la habitaban por la música: ritmos autóctonos dedicados a su dios Cocolli, que interpretaban con jacalones especiales.  
El mismo término Mariachi es de origen coca, procedente del náhuatl, sinónimo de canto y alegría con profundas raíces autóctonas. Mariachis –también violines o guitarrones del cerro- se llamaba a los grupos de canto y música al ritmo de pitillos de carrizo, flautas y tambores que se encontraron los monjes españoles que llegaron a esta zona en el siglo XVI. Unos grupos que, como en tantos aspectos de la cultura mexicana, fundieron en sus sonidos la tradición indígena con la influencia española. 
Desde entonces, el Mariachi ha vivido épocas de esplendor por su contundente marca popular, una característica que también fue culpable de que durante algunas épocas fuera rechazado por las clases altas. Sin embargo, nunca se ha perdido y con el tiempo ha recuperado su importancia y ha sabido convivir con la llegada y el éxito de nuevos sonidos.  Los nuevos medios de comunicación del Siglo XX –radio, discos, televisión- ayudaron a su desarrollo, pero fue sobre todo el cine el que lo consolidó en los años treinta y cuarenta. En esa época de exaltación de la “mexicanidad”, los directores cinematográficos apostaron por centrar sus obras en un conjunto de tradiciones protagonizadas por actores como Jorge Negrete, Pedro Infante, Luis Aguilar, etc. Y se exportó una imagen esquematizada de México, que giraba en torno al charro, el tequila y el mariachi.  
Hoy, el turista que llega a México sabe ya que el país ofrece mucho más que esos tres elementos de su folklore, pero el Mariachi sigue ocupando su lugar destacado en la música nacional y el festival de Guadalajara lo convierte en invitado de honor y cuida de que siga progresando.
Instrumentos- En su expresión más pura y tradicional, el Mariachi es un conjunto de cuerdas compuesto por dos violines, guitarra, vihuela y guitarrón, éste último un instrumento exclusivo del mariachi. Mayor que la guitarra ordinaria, el guitarrón está fabricado en cedro o caoba y los segmentos de la tapa son de tacota, una madera blanca que sólo se da en algunas regiones del estado de Jalisco. En el siglo XX, merced a las influencias de sonidos que gozaban del aprecio popular, como la música cubana y el jazz, la trompeta se incorporó al Mariachi.
Sonidos: su especialidad son los sones, jarabes, corridos, música popular mexicana y clásica.
Traje Charro. En 1901, el compositor y pianista Miguel Lerdo de Tejada vistió de charro a sus músicos, para dar una imagen más mexicana. Y desde los años treinta, los grupos procedentes de Jalisco comenzaron a uniformarse con el que se ha convertido en la vestimenta de los Mariachis.  

baljalis.jpg (33659 bytes)

HISTORIA

Reseña Histórica
Guadalajara tuvo tres asientos antes de establecerse en su sitio actual. En un principio estuvo en la Mesa del Cerro (a la orilla de Nochistlán en la provincia del Teúl), hoy conocida como San Juan. La fundó el 5 de enero de 1532,  Juan de Oñate quien al efecto había sido comisionado por Nuño de Guzmán. Este deseaba contar con una ciudad que le sirviera para asegurar sus conquistas y a la vez poderlas defender de la belicosidad de los naturales. 
Relieve de la fundación de Guadalajara.
La Villa de Guadalajara la fundaron 42 vecinos; el nombre de Guadalajara lo tomaron en recuerdo de Guadalajara, España, cuna de Nuño de Guzmán. 
Poco duró la Villa en este sitio, con la anuencia de Guzmán, Juan de Oñate, Miguel de Ibarra y Sancho Ortiz, el 19 de mayo de 1533, proyectaron mudarla de lugar en donde hubiera más agua, mejores medios de comunicación y menos tolvaneras. 
Fue propósito establecerla en una estancia próxima a Tlacotán, pero ante la protesta de Juan de Oñate, pues el sitio escogido era parte de su encomienda y amparado en su puesto de Alcalde Mayor de la nueva villa que se le había asignado, el 24 de mayo de 1533, se ordenó que la fundación se realizara en las proximidades de Tonalá. Se trasladaron entonces los vecinos a ese sitio; así, para el día 8 de agosto de 1533, Guadalajara se encontraba en su segundo asiento. 
Después de dos años de permanecer la villa en ese sitio, Nuño de Guzmán ordenó que se fundara cerca de Tlacotán ya que esperaba el título de Marqués del Valle de Tonalá y el grupo de peninsulares allí establecidos obstaculizaban sus pretensiones. Antes de marzo de 1535, una vez más, cambiaron de domicilio los vecinos a la estancia que había seleccionado. El 8 de noviembre de 1539 el emperador Carlos V concedió escudo de armas y título de ciudad a la nueva villa de Guadalajara. 
El Ombligo de Ahumada.
Fue atacada furiosamente el 28 de septiembre de 1541 por los aborígenes que habían participado en la Guerra del Mixtón. Gracias al gobernador de la ciudad, Cristóbal de Oñate, pudieron salvarse de las furibundas acometidas de los aborígenes. Durante el despiadado ataque invocaron a San Miguel Arcángel y el 29 de septiembre, bajo juramento, lo proclamaron Patrón principal de la nueva ciudad. 
Pensaron entonces trasladarla al valle de Atemajac, cerca de Tonalá y Toluquilla. Por este valle corría el río ahora conocido como San Juan de Dios y era un sitio más seguro para ser defendido de cualquier embestida de los naturales. 
Unos se trasladaron de Tlacotán a Tonalá y otros a Tetlán en donde el 9 de octubre de 1541 se  pregonó el padrón de los nuevos vecinos. 
Cristóbal de Oñate, el 5 de febrero de 1542, nombró a los integrantes del nuevo  ayuntamiento que regiría los destinos de la nueva ciudad, finalmente el 14 de febrero de 1542, se funda la ciudad en el sitio donde actualmente se encuentra; asentándose, a más de Cristóbal de Oñate,  63 peninsulares; siendo 6 extremeños, 16 castellanos, 11 vizcaínos, 13 andaluces, 9 montañeses y 8 portugueses. 
Se instaló el primer ayuntamiento de la actual Guadalajara, presidido por el vizcaíno Miguel de Ibarra. 
En el mes de agosto de 1542, llegaron a su destino las reales cédulas expedidas por el emperador Carlos V de Alemania y I de España, en noviembre de 1539, en las cuales concedía a Guadalajara el título de ciudad y escudo de armas. El día 10 de agosto de 1542 se pregonaron ambas cédulas en la plaza mayor de la novel y definitiva Guadalajara, con los honores que tales mercedes requerían. 
Por real cédula signada en Toledo el 10 de mayo de 1560, se dispuso que la Real audiencia de la Nueva Galicia, cajas y oficinas reales se cambiasen de Compostela a la atemajaquense Guadalajara. El 31 de agosto de 1560 se expidió real cédula y bula que autorizaron el traslado del Obispado de Compostela a Guadalajara. 
La actual Guadalajara se formó del crecimiento y unión de tres núcleos primitivos de población: Mezquitán, Analco y Mexicaltzingo, que en 1667 se anexaron a la ciudad, fenómeno importante para la posterior consolidación del municipio. 
Glorieta de la Minerva.
Por mandato real de fecha 18 de noviembre del año 1791, se dispuso la fundación de la Universidad de Guadalajara en la ciudad del  mismo nombre, capital del Nuevo Reino de Galicia. La inauguración de este centro cultural fue el 3 de noviembre de 1792, teniendo como sede el excolegio de Santo Tomás. 
En 1793 se instaló en esta ciudad la primera imprenta de la región, el 4 de diciembre de 1786, el rey Carlos III expidió la ley que establecía el sistema administrativo de intendencia en Nueva España, titulada “Real Ordenanza para el Establecimiento e Instrucción de Intendentes de Ejército y Provincia en el Reino de Nueva España” 
Con base en este ordenamiento legal el antiguo Reino o Provincia de Nueva Galicia quedó mutilado y a partir de entonces fue conocido bajo el nombre de Intendencia de Guadalajara, teniendo como capital a la ciudad de su título. Este nuevo sistema político-administrativo perduró hasta las primeras décadas del siglo XIX, sufriendo algunas modificaciones y reformas hasta la consumación de la Independencia. 
Terminada la guerra de Independencia se proclamó a Jalisco como Estado Libre y Soberano el día 21 de junio de 1823; designando a la ciudad de Guadalajara lugar de residencia de los Poderes Estatales. 
Plano de la Ciudad de Guadalajara del Siglo XIX.
El 27 de marzo de 1824, en el Plan de División Provisional del Territorio del Estado de Jalisco se dispuso que la ciudad de Guadalajara además de ser capital de su respectivo departamento se denominaría Capital del Estado, conservando su título de ciudad. 
Desde esa fecha Guadalajara se consolidó como centro administrativo, político, económico y cultural de la entidad.